La recurrencia hacia las fuentes del rock suele ser utilizado en demasía por los grupos de nueva hornada que poco pueden aportar al panorama del presente, pero no siempre es así, muchas generaciones que se han nutrido con los clásicos saben adaptarlos a su forma de entender las melodías, para situarlas en la actualidad con esos bríos y energía propia de nuestros tiempos. No es sencillo encontrar grupos que propulsionen sus canciones con intensidad del pasado, pero con una clara posición moderna; la mayoría acaban sucumbiendo al habitual revivalismo, pero no ocurre eso con The Nude Party, una banda de siete músicos jóvenes que viven con el teorema del “rock and roll way of life”, agitación, velocidad, sexo y energía a raudales.
Desde las montañas de North Carolina, estos sureños despóticos beben de los Kinks, los Stones y Velvet para crear su propio mundo, aposentado en cáusticas líneas de guitarras y estribillos encendidos, donde se habla de amores perdidos, carreteras sin fin y pasión por discos antiguos. Dos discos oficiales y un debut en forma de cassette autoeditado cargados de adrenalina, actitud chulesca y, claro, buenas tonalidades sureñas. Algunos los sitúan en la constelación del nuevo garage, pero eso sería una frivolidad absurda, por cuanto su música se desenvuelve por derroteros de sonidos setenta con un manto personal actual. Fusión de ideas y, sobre todo, un cargamento de canciones eficaces y contagiosas, que nos trasladan a momentos más aguerridos en esto del rock sin sedación, del que propulsa sentimientos cargados de pasión.