El malditismo vende, o al menos proporciona cierta aura de “autenticidad”, de artista interesante y con personalidad. Sin embargo, estoy seguro de que, si hacemos una encuesta a artistas y bandas actuales, el 99% preferirían no engrosar ese panteón que solemos denominar “artistas de culto”. Seamos honestos: cuando alguien empieza en esto de la música no tiene como objetivo que sus canciones lleguen solo a un público muy minoritario, más bien todo lo contrario. Además, si repasamos la lista de “artistas de culto” vemos que, en general, incluye demasiados nombres desaparecidos prematuramente, y bastantes que en vida no vendieron más que un puñado de discos.
De todos modos es cierto: el malditismo atrae. Siempre queda más cool decir que uno es fan de Nick Drake, Badfinger o Laura Nyro que de Duran Duran o U2. Eduardo Izquierdo, periodista musical y también novelista, se ha propuesto con Héroes Malditos (Efe Eme, 2021) recuperar algunos de esos nombres que no fueron comprendidos en su momento. No sé si hablar de nombres olvidados, porque los que amamos la música y nos gusta indagar en sus vericuetos conocemos sobradamente a gente como la mencionada Laura Nyro, Mama Cass Elliot, Pete Ham, Phil Ochs, Florence Ballard, Brinsley Schwarz, Phil Seymour o Nikki Sudden, pero sí que es cierto que ver a todos ellos, y otros, reunidos en un volumen, es una especie de ejercicio necesario de justicia histórica.
Eduardo repasa someramente la biografía y discografía de 33 artistas, desde The Big Bopper hasta el recientemente (hace 2 años) desaparecido Neal Casal, a los que el éxito les fue esquivo o no tuvieron demasiado tiempo para disfrutarlo; en muchos casos, ambas cosas. Con una prosa directa y en la que pone mucho de su experiencia personal, Eduardo Izquierdo nos hace no solo recordar y reconocer el talento de los nombres que ha escogido para este libro, sino también empatizar con su historia. Capítulos como los dedicados a Robert Gordon o Pete Ham, por mencionar solo dos, ponen los pelos de punta. En muchos momentos la sensación es de estar leyendo una novela de la que ya conoces el final, pero incluso así te engancha.
Un libro que, aunque habla de momentos tristes, al final es una reivindicación del tesón, el espíritu de lucha y del amor a la música incluso con todas las circunstancias en contra.