La fusión de los sonidos étnicos del sur español con el rock dio lugar a una alquimia extravagante y perfumada de ambientes flamencos. Desde Sevilla u otros lugares del país donde cohabitaban espíritus andaluces, se inventó un nuevo género sonoro que se nutría de la psicodelia o del rock progresivo, pero lo engalanaba con tintes flamencos y folclóricos. Fue la rebelión sónica de los sureños de Europa.