Real / Sire
Aunque The Kinks volvieron a tener cierto éxito en la segunda mitad de los 70 con discos como Sleepwalker (1977) o Misfits (1978), y temas como “A Rock ’n’ Roll Fantasy”, atreverse con una versión de los Hermanos Davies era entonces tan punk como llevar imperdibles o teñirse el pelo de verde. Sin embargo, fueron grupos que se movían en los márgenes del género (The Jam) o totalmente ajenos a él (Van Halen) los que primero pusieron sus ojos en las canciones de la banda británica. Uno de esos grupos fue Pretenders: Chrissie Hynde y sus compinches escogieron “Stop Your Sobbing”, una canción nada obvia en el repertorio de los Kinks, como sencillo de debut.
Un debut que fue el exitoso fruto del obstinado trabajo de una mujer, Chrissie Hynde, que cerca de la treintena llevaba años intentando triunfar en el mundo de la música, primero con otras bandas y después tratando de encontrar la gente adecuada para formar la suya propia. Así fue como reclutó a tres músicos, Martin Chambers (batería), Peter Farndon (bajo) y James Honeyman-Scott (guitarra y teclados), que se convirtieron en el perfecto complemento – también contrapunto – para las ansias artísticas de Hynde. A caballo entre 1979 y 1980 salió su primer álbum, homónimo, y en pocos días se disparó hasta el número 1 en Inglaterra y el 9 en los Estados Unidos, país de origen de la cantante.
Pero lo más importante de Pretenders es su contenido. Doce canciones entre las que se encontraba “Brass In Pocket”, un lánguido tema con aire clásico que contrastaba con el resto y que se convirtió, al ser lanzado como sencillo, en el primero número 1 de los. También, por supuesto, estaba “Stop Your Sobbing” y otras canciones de melodías impecables e irresistible pegada como “Precious” o “Tattooed Love Boys”. Chrissie Hynde se revelaba como una estupenda cantante de rock enérgica y sensual a partes iguales. El pop atemporal tampoco les era ajeno, como demuestran “Kid” o “Up The Neck”. El resto de canciones, lejos de ser relleno, nos recuerdan que Pretenders eran, ya en su debut, una banda con las ideas claras, clásica y a la vez rupturista, que absorbía todo lo que ocurría a su alrededor (reggae, post punk, new wave) para usarlo a favor de su talento y devolverlo en forma de canciones inclasificables como “The Phone Call”, “The Wait”, “Private Life” o “Mystery Achievement”.
Pretenders demolieron fronteras entre géneros y arrasaron etiquetas en uno de los debuts más sorprendentes de la historia del rock.